“El viento transmite el sonido de las hojas, trepando la roca, es la voz de un indómito pueblo por miles de estrellas protegida”, nos dice un poema de Rayen Kvyeh
El ulkantün o canto mapuche ha estado desde siempre presente en las ceremonias tradicionales principalmente en las ceremoniales como las cantadas en los nguillatún, donde las tayüḻfe, acompañan al choike con cantos en su danza y las composiciones son de agradecimiento, de amor, de vida, acerca de los sucesos de la ñuque mapu y de saludo a los ancestros. Generalmente cantada a modo de monólogo o acompañada de algún instrumento musical ceremonial, haciendo de la música en si un cuerpo fusionado, donde la percusión del kultrún y las cascahuillas atadas a los nudillos dan un acompañamiento musical al ritual. Dos instrumentos característicos son la trutruca y el trompe, que usa la garganta y boca como caja de resonancia, aunque actualmente se han incorporado otros instrumentos como el acordeón y la trompeta en La Araucanía y la guitarra y el bombo en Los Lagos.
En Chile hay decenas de cantantes que han incluido en su repertorio, canciones que mezclan compases y letras alusivas al pueblo mapuche, como Víctor Jara y su célebre “Angelita Huenuman”, Violeta Parra con “Arauco tiene una Pena”, Los Jaivas interpretando el “Nguillatún”, Patricio Manss, Inti Illimani, Illapu y tantos otros interpretes que han querido testimoniar y dejar plasmada la cultura mapuche en sus canciones.
Y así como ellos, también existen ülkantunchefe mapuche que han querido mostrar al mundo la música y el canto que proviene de sus realidades, donde también mezclan el sonido natural, los instrumentos tradicionales y la nueva generación de instrumentos que brinda el medio musical donde se está inserto y donde también se mezclan la lengua madre, mapudungun, con las letras en español. Nos llegan las voces de Fabio Inalef, Rubén Patagonia y Beatriz Pichi Malen desde el Puelmapu, cuyas voces se unen con la nueva generación de “cantantes” del Wallmapu y mapuche urbanos, como Pewmayen, Tierra Oscura, Weliwen, Kutre Ñuke y Wechekeche ñi Trawün, Minuto Soler Luanko, entre otros. Y todos, con el afán común de poner el canto mapuche en el tapete musical y así ayudar al rescate, la preservación y la difusión de parte de la cultura del pueblo ancestral.
En Chile, corría el año 2000, el inicio de una nueva década en el calendario occidental, cuando una joven cantante del Bio Bío, Susana Angélica, impactaba con su calidad vocal e interpretativa en el Festival de La Patagonia, donde se lleva el primer lugar y premiada además como la mejor intérprete, de la mano de Cecil González, compositor chileno que desde siempre ha estado escribiendo, musicalizando, promocionando y difundiendo el canto mapuche desde la perspectiva chilena, pero con un gran respeto a la cultura y las tradiciones del pueblo ancestral. (Cecil González ganó el Festival de Viña del Mar 1992 con la canción Tejiendo está la Manque)
Hace unos días vimos a esa misma muchacha que maravilló en Punta Arenas con la interpretación de “Mi we peñen”, impresionar a todos con su calidad musical en el programa televisivo “Talento Chileno” de CHV. Sorprendió a productores, animador, jurado, publico y televidentes, quienes solo tuvieron palabras de elogio para su participación y la extrañeza de no haberla visto antes en algún evento similar, a pesar de llevar ya casi 15 años dedicada a cantar canciones de connotación mapuche.
Susana Angélica manifiesta responsabilidad en sus palabras cuando señala que “detrás de mi canto hay todo un pueblo, cultura, historia, un país” y que se enorgullece mucho sacar a relucir lo hermoso de la cultura mapuche, en este caso, para que la gente lo valore y admire. No todo deben ser noticias de conflictos, hay mucho que admirar de este pueblo originario. “Siento que tengo una misión y creo que conquisté un primer paso para seguir avanzando con fuerza a las siguientes etapas del programa con mis canciones que desde hace mas de diez años comenzaron a transitar conmigo por este hermoso camino en la defensa e interpretación de canciones en español con mapudungun”
Esta joven madre de dos hijos, nacida en Coronel y actualmente radicada en Ancud, en territorio williche de Chilwé explica que se siente orgullosa de entregar su canto en el formato elegido “para que nuestro país y la gente de afuera entiendan nuestra cultura y las principales tradiciones del pueblo mapuche”. Pero también con humildad reconoce que ella no es la única protagonista de su música y de su talento, sabe que detrás de ella está esa cultura ancestral que ella admira y respeta.
La calidad de la voz y color vocal de Susana Angélica, causa tanta admiración como la calidad que muestran nuestras domo-ülkantun mapuche Karen Wenul y Daniela Millaleo, quienes, también orgullosas de expresar su canto en actividades propias mapuche, como nguillatún y eventos solidarios, bien merecerían una ventana al mundo para mostrar lo que han logrado realizar y que es introducir el tema de la realidad del mapuche en el medio urbano, caminando a conquistar un espacio donde esa cultura no estaba muy presente.
Ahora que vemos como Susana Angélica avanza a pasos agigantados y con quizá una asegurada (por derecho propio) participación en el Festival de Viña del Mar, quizá podamos tener la oportunidad de lograr ver un canto intercultural en las voces de estas tres grandes intérpretes, con la Sirenita de Mehuín, el Canto para Dormir a un Niño o bien con Mi We Peñen.
Muday habrá para celebrar, piñones para compartir y el mate para afinar la garganta en el Canto Mapuche.
Gonzalo Manquepillán O.
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