Sin mayor sorpresa hoy estamos frente a una clara señal de la política discriminatoria hacia el pueblo mapuche y sus integrantes. Es un acto que a través de múltiples acciones se ha desarrollado por años en las comunidades y en territorio mapuche, con la creación de escuelas “publicas” y la enseñanza antojadiza de la “historia de chile” contada bajo ciertos patrones de tendenciosos objetivos, que no son más que ir sepultando la cultura, la lengua y las tradiciones de este pueblo.
Así, por décadas se ha tratado de cambiar al mapuche por “araucano”, los territorios por “parcelas” y a sus miembros por “campesinos pobres”. Sin contar que un buen orador o un mapuche que reclama sus derechos es un “terrorista”. Es Chile el único país del mundo en que se tiene tal denominación a quien solo reclama sus tierras y que jamás ha provocado algún acto de violencia, crimen o asesinato en la zona urbana ni contra objetivos estratégicos del aparataje económico.
Y la historia que si es bien narrada, obviamente que es un peligro para las futuras generaciones como bien lo sabe Loreto Fontaine de la Unidad de Curriculum del Mineduc, quien redujo en un 25% las horas de Historia y Geografía, entre 5º básico y segundo medio. La misma funcionaria que se vio involucrada en el remplazo de la palabra dictadura por régimen militar; y redujo en una hora la educación artística y tecnológica de la malla curricular. Pero, no conforme con eso hoy estamos frente al anuncio de la eliminación de los contenidos de historia sobre pueblos originarios para las mallas curriculares de 5º y 6º año de educación básica.
La Femae, a través de su vocero José Ankalao criticó la decisión de la Unidad de Currículum del Mineduc y señala claramente que este hecho vulnera los tratados nacionales e internacionales – como el convenio 169 de la OIT – además de considerarse que es una burla en la cara para la pretensión de estos pueblos de poder incorporar sus temáticas en escuelas y colegios del país.
Así están dadas las cosas en este país de contrastes chaqueteros donde la palabra mapuche, o cualquier referencia a su pueblo, contrasta con el status que se vanaglorian los poderosos al vivir en mansiones al oriente de Apoquindo o en Vitacura, comprando en el Apumanque, disfrutando al aire libre del Parque Araucano y bañandose en la piscina del Tupahue.
Quizás sería bueno que algún mapuche comenzara a reivindicar el uso de aquellos nombres de patrimonio ancestral y así demostrarles que aunque les duela, la historia, la verdadera, está en la conciencia de cada uno de los mapuche y aunque la vuelen con un decreto o un plumazo, permanecerá por siempre aunque la quieran esconder.
Gonzalo Manquepillán O.
(Opinion publicada para WERKEN http://www.werken.cl/revista/anuncio-mineduc-eliminar-contenidos-historia-pueblos-originarios/)
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