sábado, 3 de diciembre de 2011

Mi compromiso junto a Natividad Llanquileo

A veces uno dice que ha estado en momentos equivocados. En mi caso, cuando la joven vocera Natividad Llanquileo anunció el viernes oficialmente en su blog, el término de su labor de Vocería de los Presos Políticos Mapuche de la Coordinadora Arauco Malleco condenados este año y recluidos en la cárcel de Angol, creo haber estado en el momento preciso, acompañándola cuando hacía ese anuncio a la opinión pública digitando en su laptop con la misma firmeza con que nos hemos acostumbrado a escucharla durante dos años, con un brillo en sus ojos que no ocultaba la tristeza de hacer este anuncio que ella consideró necesario hacer para evitar confusiones y suspicacias que entorpecieran el proceso de la demanda del pueblo mapuche en su aspecto comunicacional. Un entorpecimiento que ella en su momento también sufrió y que en varias ocasiones alteró el cumplimiento de algunos objetivos, como lo señala en el documento que rápidamente circuló en las redes.

Se han escrito muchas notas sobre ella, algunas bien intencionadas y otras no tanto, pero indudablemente no ha pasado desapercibida su labor de vocería y el lograr poner en el tapete del conciente colectivo nacional e internacional la causa mapuche, por la cual confiaron los presos políticos mapuche en huelga de hambre  debiendo cancelar su ultimo año de Derecho en la Universidad Bolivariana y trasladarse a las cárceles para desarrollar su gestión de puente entre los huelguistas y el gobierno, además de ser su voz en distintas instancias, ganandose el respeto por su hábil capacidad de negociación y la claridad de sus planteamientos.

Redundar en lo que se ha escrito sobre ella no tiene sentido. En mi caso quiero referirme a una Natividad Llanquileo que en un año he logrado conocer y respetar por su valor humano, por lo que entrega, por su confianza y su constante ejemplo que casi llega al límite de admiración. Eso, complementado con su gran inteligencia y habilidad comunicacional, que quien logra percibirla, solo basta mirar una expresión suya y adivinar el paso siguiente para avanzar.

Debo reconocer que toda actitud y concepción machista de algunas situaciones que tengo, frente a ella se desmorona y no tiene asidero. Ella rompe ese esquema estereotipado de condición de género el que incluso lo ha demostrado en otras circunstancias donde con su actitud deja establecido que para ella no existen protocolos ni imposiciones, como fue el momento en que sentada en la casa de un obispo esperó que el todopoderoso ministro Hinzpeter llegará a presentarle respuesta personal del gobierno en torno a los presos mapuche en huelga de hambre en el 2010.

Y así es Natividad Llanquileo, quien creció junto a 5 hermanos allá en  Puerto Choque, en Tirúa. Dos de ellos estaban en huelga de hambre cuando ella asumió la vocería y hoy uno cumple condena de presidio en el caso del Juicio Cañete. Pero el compromiso de Natividad  no es sólo porque dos de sus hermanos sufrieron el rigor de la justicia chilena y porque de niña presenció en Puerto Choque movilizaciones y vio a sus padres pelear por la recuperación de tierras. Natividad también es parte de la nueva generación de jóvenes mapuche que viven una revalorización de su cultura y la reconstrucción del pueblo nación mapuche. Ella dice que se debe a su pueblo porque puede tener la profesión que sea, pero es mapuche primero que todo y que después de titularse volverá a trabajar a su comunidad que la vio salir a los 14 años. Cuando escucho eso, pienso que esas palabras corroboran su objetivo de seguir el ejemplo de Leftrarv, quien viviendo entre españoles regresa al territorio para continuar la resistencia y la liberación de su pueblo.

Puedo decir que conozco a Natividad, como ella me conoce a mí. Y todo lo que diga de más, serían epítetos que a ella no le interesan, pero digo públicamente que el compromiso que hice alguna vez junto a ella está cada día más fortalecido, por los presos mapuche y por sus familias que en este momento muchos olvidan.

Las palabras emitidas hoy por Millaray Garrido y Juanita Reiman, compañera y madre del preso  Mapuche José Huenuche, la refleja claramente: “Agradecemos sus horas sin dormir, su paciencia ante la adversidad, el carisma e inteligencia con que abordó cada tema, y cada personalidad que apareció. Su resistencia frente a la violencia de todo tipo. La lealtad que mostró hacia toda su gente mapuche, con su discreción y tino. Sin caer en egos personales, aceptando cada critica mala o buena, tomando el peso a cada palabra, cada ngulam que se le dio, con la humildad y la fuerza que caracteriza a nuestros verdaderos lideres”.

Hago mías esas palabras y en la nueva etapa que inicia, ahí estaré: Junto a la fuerza de una verdadera líder!

Gonzalo Manquepillán O.

1 comentario:

  1. que podria acotar yo... está todo escrito... salvo que veo pocos y pocas como ella. anhelo con un compromiso más profundo de parte de todos nosotros.. ojala ese dia llegue y no muy tarde.

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