jueves, 7 de abril de 2016

De Baby Vamp forjada en el Puelmapu, regresa como Malen Weychafe al Gulumapu



Foto: Lucía Flores Catrileo
Hace 14 años, nos encandiló con su presencia una joven de 17 años que transitó en las calles cuya vestimenta consistía con su piel fresca que protegía a ese cuerpo virginal de una vampiresa que emergió de algún cuento gótico. Era Baby Vamp.

Hace unas semanas la conocí y me confesó que despertó con la ebullición de la potente fuerza de la sangre por cuyas venas nutren ese newen y el weychan como sucede lo que es inevitable: volver a su raíz.  Lucía Fernanda Catrileo nació en el puelmapu y su madre nacida en el gulumapu en la tierras de Puerto Saavedra, originalmente en mapudungun "Konün Traytrayko leufu" que significa “el río que corre cantando” o “la melodía que hace el río cuando suena”.

Me decía que con sus proyectos y desafíos se traducen de éxito con mucha perseverancia y conciencia para aportar en este nuevo mundo. Fue un grano de arena contra la censura que había en Chile cuando llegó como Baby Vamp.  Con orgullo dice: “Yo comparto muchas cosas con la cultura mapuche. La alimentación, el respeto a todos los seres vivos y la sencillez. Me encantan los colores negro y rojo que esa sangre oscura, el Kuri molfüñ ,  la misma sangre con la que he compartido como una vampira reina durante mucho tiempo, pero hoy quiero dar el paso y demostrar que soy una guerrera mapuche, aunque se vea moderna”. Pero malen weychafe, al fin.

Siempre es complicado escribir sobre este tema, históricamente y antropológicamente, muchas veces es omitido a propósito dentro de la “historia oficial” hispano-chilena, la participación, la valentía, lo político, lo espiritual, lo lúdico y la presencia de la mujer mapuche en esta la sociedad patriarcal  machista. No está exento, producto por la colonización, hay cierto pudor sobre el tema que desnaturaliza el rol como mujer, madre, guerrera y natural parte de la cultura que hoy se opina y evalúa con los parámetros de la “moral y buenas costumbres”, ese manoseado término  inculcado por los invasores a través de la espada y la cruz.
Foto: Lucia Flores Catrileo

Para mi, me quedo con el ejemplo de una mujer valiente que apareció entre la noche y estremeció con el discurso que soñaba con el día que todos los Mapuche se unieran como una sola fuerza, cuyas palabras que fluyeron de los labios de Anuqueupu para expulsar al déspota conquistador y vengar a sus hermanos…

Mujer hermosa, de agilidad, con pechos sanos, firmes y turgentes y ella fuerte como sus caderas, como lo describía el relator del invasor en su bitácora. Ella mujer provenía de la zona de Choshuenco y Llifén (actual zona de Panguipulli) y fue que logró dirigir un ejército de 2000 weychafe y le llamaron la Toki Janequeo. Aunque la recordaremos como Anuquepu (Pedernal asentada… aquella roca caída del cielo para construir nuestros cuchillos, las lanzas y las puntas de las flechas).

La mujer viene a recuperar su espacio para una relación armónica con la tierra para la liberación. Cuando sus tierras están usurpadas y ellas no pueden cultivar sus  siembras o quedan muy pocas rukas donde ya no se hace el kofke.  Muchas ya están en los pueblos y ciudades, pero se re inventan, evolucionan, pero con sus raíces, con su nueva relación y más amplia armonía. La Baby Vamp regresa al Gulumapu….

Y con ella: Regresan Pu Malen Weychafe !
Bienvenidas hermosas guerreras y mujeres guerreras mapuche!


(Por: Gonzalo Manquepillán O.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario